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domingo, 11 de diciembre de 2016

La Maldita Revolución Ciudadana



La Maldita Revolución Ciudadana

Por Germánico P Vaca

Donald Trump ganó las elecciones usando los mismos métodos populistas usados por Hitler y Mussolini el siglo pasado. Su discurso tóxico de división, racismo y de odio está centrado en rechazar poner los pies en la realidad y en el suelo. Su objetivo de alcanzar la presidencia hizo que utilice mentiras económicas y promesas imposibles de cumplir bordeando en la fantasía, pero siempre manipulando las obsesiones ideológicas de grandeza de los norteamericanos.  Desafortunadamente, tenemos un ejemplo real de lo que sucede en el mundo real cuando un narciso demagogo llega al poder.

Rafael Correa y la "revolución ciudadana" en Ecuador llevan diez años de perfeccionar la práctica del populismo que, utilizando propaganda desmesurada, ataques a la prensa y a sus propios ciudadanos hasta en su libre derecho de expresión y vendiéndole al mundo el concepto de que son la gran alternativa al capitalismo neoliberal. Es hora que pongamos fin a la ficción política. No porque haya una necesidad imperiosa de un debate ideológico, pero porque Rafael Correa se está convirtiendo en una amenaza al conducir al Ecuador en la misma dirección que Venezuela.

Rafael Correa lleva una década de su discurso anti-globalización; anti-imperialista.  Aunque ha hecho todo lo que hayan pedido los que manejan a las marionetas políticas a nombre de la elite mundial. Por ocho años Correa recibió un sin número de Doctorados Honoris Causa como reconocimiento por su ardua labor empujando la agenda global del Nuevo Orden Mundial y como veremos más tarde hundiendo a su país en la deuda, la corrupción y un desastre económico que será extremadamente difícil superar. Sin embargo, Correa se gastó más de 44 millones de dólares de su gente para entregar un flamante edificio a la elite mundial para que lo utilicen como sede de la versión de la Unión Europea en Sur América UNASUR.  Aunque Correa clama título de Doctor en Economía -su práctica real en su propio país, es catastrófico.

Correa demuestra todos los claros antecedentes de un “Caballo de Troya” por el enorme prestigio, propaganda, alabanzas, premios y reconocimiento por organizaciones pertenecientes a la elite mundial y la licencia gratuita que le han concedido la prensa internacional, quienes lejos de ser críticos le han colmado de maravillosos editoriales, entrevistas y prensa favorable. Algo incongruente porque Correa no ha escatimado esfuerzo en vociferar a los cuatro vientos que “la prensa es universalmente corrupta, mercantilista y servil al dogma neoliberal”.

Cada sábado Rafael Correa les ha llevado de paseo a todo su gabinete a un costo de más de más de 156 millones de dólares ($300,000 por sabatina x 520 sabatinas) para exponer en una sabatina su mentiroso discurso socialista repleto de cuentos exóticos de sus auto aclamados logros. A menudo ha usado el pulpito para romper su propia constitución y leyes ultrajando, denigrando y vapuleando a todo individuo que haya tenido la osadía de creer que todavía vivía en una república de derecho.  Correa ha utilizado el pulpito político para declararse dictador absoluto del Ecuador cuando dijo que “el poder legislativo y el poder judicial tienen que obedecer al ejecutivo.” Algo que ni Stalin ni Chávez se atrevieron a decir. Pero más allá de la disonancia cognitiva de Rafael Correa este se ha negado sistemáticamente a escuchar a su pueblo, a oponentes políticos, ecologistas, feministas, activistas indígenas e investigadores críticos que han ido desmenuzando la brutal represión que ahora existe en Ecuador. Al extremo que un capitán de su ejército está en la cárcel hoy 10 de diciembre porque se atrevió a responder un correo electrónico de Rafael Correa, en donde le pide por demás educadamente que “haga algo para frenar la corrupción”.

Correa y sus fieles lacayos a menudo se hacen las victimas del mundo. La razón es que pretenden calificarse a sí mismos de ser "progresistas". Aunque todo lo que ha hecho el partido gobernante, Alianza País es practicar la partidocracia. Poco o nada se puede lograr asimilar de sus integrantes cuando a lo largo de esta década se han dado el lujo de hacer Asambleístas una lista completa de ex futbolistas, reinas de belleza, animadores de televisión y hasta ex conocidos/as íntimos del líder.  Pero los miles de millones de propaganda han permitido mantener el control de todas las entidades y movimientos de la izquierda ecuatoriana de la socialdemocracia y comunistas a través de los indígenas, feministas, ecologistas y sindicatos que, por las buenas o las malas, con dadivas o amenazas se han mantenido en una alianza electoral que ha favorecido a Correa y su régimen. Las pocas voces que se han atrevido a denunciar el modelo dictatorial y autoritario del falso socialismo XXI han terminado con graves juicios y acusaciones, con sentencias de cárcel por una justicia secuestrada por el correismo y algunas muertes sin que hayan sido investigadas.

El gobierno de Correa es mentiroso

Rafael Correa ha vivido clamando que el Ecuador ha invertido drásticamente todos los beneficios obtenidos del petróleo y de sus auto aclamados acertadas decisiones en la infraestructura. Pero siempre deja olvidado mencionar que el Ecuador ha sobre pagado por esas obras hasta diez y veinte veces lo que pagan hasta naciones desarrolladas. Nunca habrá respuesta si ese fenómeno se dio por ignorancia de Correa o simplemente porque todo su gobierno es corrupto.

Correa ha creado un sistema económico insostenible porque la creación de empleos fue hecha gracias a un crecimiento enorme de burocracia que se come todo lo que produce el sector productivo del país. Ecuador pasó de esta manera de un modelo de participación a un modelo de prestación de servicio. Es sin lugar a dudas un sistema destructivo porque se convierte en un animal voraz que se come todo lo que producen los demás. No importa cuán rentable sea para el Estado los precios del petróleo aun cuando son altos, pero muy perjudicial cuando bajan en exceso, como en el 2014. por ejemplo, si bien el petróleo estaba a $ 98 por barril en el mercado internacional, el gobierno de Correa desesperado por dinero estúpidamente estuvo negociando con empresas chinas un precio de 37 dólares por barril. Pero al caer a alrededor de $ 40 por barril, el Estado ha perdido enormes cifras de dinero, aparte de estar pagando altos intereses en el dinero prestado.

Correa controla más de 80% de los medios de prensa y televisión en Ecuador. Algo que la mayoría de gente ignora cuándo le escucha clamar que la prensa es corrupta. No debería caber duda que en eso dice la verdad pues él sabe que la controla. Por eso nadie puede extrañarse por las campañas llenas de calumnias viles contra sus críticos y opositores. Sin olvidar que Correa tiene a su disposición el ejército, la policía, la fiscalía y un arsenal de sanciones muy "creativas" - multas a menudo de millones de dólares, amenazas de prisión, de daño físico y destrucción de su reputación – aparte de toda una flotilla de troll que bien pagados intentan frenar la disensión en redes sociales. Todo con un plan concertado de limitar los intentos de críticos de la prensa escrita.

Ecuador lejos de recuperar la soberanía sobre sus recursos naturales contra las multinacionales ha caído presa del modelo rentista: renegociaciones improvisadas ​​que implican una compensación cara a posteriori, enorme peso de la corrupción imperante de negociados mal hechos por gente que tienen serios conflictos de interés. Pero lo que no saben la mayoría de ecuatorianos es que en el año 2007 ya había pronosticado que eso sucedería pues muy claramente tanto el Proyecto Camelot y PNAC establecían los parámetros de 10 años de infraestructura, seguida por años de privatización por parte de la elite mundial para tomar los beneficios de todo lo que se haya gastado y construido por la marioneta del socialismo.

Ahora ya se puede percibir los avances de la reprivatización desenfrenada que inicialmente están enmascaradas por concesiones de puertos y refinerías que denuncian una creciente dependencia de los depredadores de siempre -las multinacionales- por ahora chinas.

Pero no solamente eso, las autoridades públicas ahora deben financiar gastos y costos que anteriormente eran responsabilidad de las compañías privadas. En lugar de investigar la complejidad y la opacidad de los requisitos legales, técnicos y financieros que rigen el cálculo de los ingresos del estado, es obviamente más conveniente para Correa jugar el papel de víctima. Culpando a los ricos, a la prensa, a la oligarquía y a la ideología imperialista por sus errores.

Correa se auto proclama el defensor de los pobres contra los ricos, los ricos son -de acuerdo a Correa- los culpables de la pobreza y que no le permite gobernar. Cualquier acto de corrupción y crítica de su gobierno son culpables la prensa corrupta y sus enemigos políticos quienes no tienen conciencia. Pero durante diez años, son precisamente las políticas de Rafael Correa las cuales han favorecido fuertemente la concentración de capital en Ecuador, como lo demuestran las estadísticas oficiales.
Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística de Ecuador (INEC), de 1999 a 2006, antes de la llegada de Rafael Correa al poder, declaran claramente que la pobreza extrema se había reducido (7,26%) Ahora a pesar de la tan aclamada reducción de la pobreza por parte de Rafael Correa bajo su mandato entre 2006 y 2014 es de (7,12%). Que quede claro a todo el mundo. La reducción de la pobreza en Ecuador es inferior a gobiernos anteriores. Pero es peor las cifras de pobreza desde el 2014 al 2016 ha incrementado notablemente por los enormes incrementos en gastos del gobierno e intereses en pagos de la siempre creciente deuda - aumentó de 21% a 44% del PIB entre 2006 y 2013 - no ha tenido el impacto esperado en estos indicadores. Por último, la reducción de la pobreza y la desigualdad es más importante, es equivalente durante el mismo periodo a algunos vecinos de América del Sur para el gobierno "neoliberal", como Perú o Colombia.

Correa ha fracasado totalmente en el cambio de la "matriz productiva” fuera de la dependencia del petróleo y la economía rentista promocionado por el régimen de Correa nunca ocurrió. Todo lo contrario, las exportaciones de productos industriales, que todavía representaban el 25% del total en 2007, lejos de subir cayeron a solamente a 22,7% en 2010 y un paupérrimo 16,5% en 2014. El aumento de los aranceles y las salvaguardias a la importación decididas por el gobierno han tenido un efecto adverso a la economía del Ecuador. Esto combinado con la caída de los precios mundiales del petróleo a partir de junio del 2014, han resquebrajado la salud financiera de la nación del Ecuador porque Correa ha fallado en todo, pero especialmente en no haber creado una verdadera sustitución estructural en términos de importaciones.


Si bien las inversiones masivas en infraestructura son lo único rescatable del nefasto gobierno de Rafael Correa, esto se convertirá en la razón de la caída del régimen de Correa cuando la gente confronte la verdad de que fue casi un pretexto necesario para justificar todo el robo que se ha perpetrado bajo Correa, cuando la construcción de carreteras ha costado en promedio 10 veces más - de acuerdo con las cifras oficiales – tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. Pero peor, las obras no fueron realizadas con la supervisión necesaria ya que no existe una contraloría ni entes de control imprescindibles en proyectos así y no funcionan como corresponde, no producen electricidad como fueron diseñadas, no ha mejorado ni la calidad ni la producción en las refinerías. Hay que decir la verdad. Correa ha sobre pagado, mal gastado y se ha dejado ver la cara de estúpido.  Su ambición de construir obras ha sufrido un maleficio divino cuando la naturaleza – la corriente del niño y movimientos sísmicos han destruido cantidad de vías y han denunciado una prematura decadencia de las carreteras de Correa.



A todo esto, toca agregar los elefantes blancos que ha creado Correa, algunos de más de varios millones de dólares en despilfarro abrumador que han creado presupuestos, como la Refinería del Pacífico, Yachay, repotenciación de las refinerías de Esmeraldas y Shushufindi.


El gobierno de Rafael Correa a pesar de un misterioso reconocimiento por parte de la UN en conferirle un premio por respeto a los Derecho humanos es el más represivo desde la década de 1980. De hecho, el Ecuador no ha experimentado una ola de criminalización en la escala que sufre ahora. La justicia en Ecuador está sirviendo los intereses de Correa y nunca ha tenido la independencia suficiente como para ofrecer la mas mínima garantía a los derechos humanos y civiles de sus ciudadanos. Es precisamente por ello que cantidad de ecuatorianos que han tratado de luchar contra la corrupción han sido brutalmente atacados y castigados. Activistas ecológicos y hasta la más mínima diferencia de opinión en su partido ha sido aplastada con insultos, agresión y hasta destitución de sus cargos.  

El gobierno de Correa ha utilizado a los alza-manos de la asamblea para poder usarla como espada que esgrime con nuevas leyes que criminalizan al ciudadano ecuatoriano. Creando así leyes que no son más que mecanismos de represión y control sobre cualquier oposición.  Hay incontable número de acciones que inclusive pueden ser actos de lesa humanidad en la persecución contra indígenas en las provincias amazónicas; en contra de colectivos ambientales y feministas; en contra de sindicatos, excluidos arbitrariamente de los debates sobre la reforma del código de trabajo; en contra de la unión de educadores la cual se decretó su disolución administrativa.

Todo esto ha ido acompañado de avalanchas de propaganda que habla de un Ecuador ficticio que ante el mundo proclama que es el “exportador de conocimiento” según Correa el Ecuador es gracias a sus acciones el 'país del buen vivir', multiplicando los elogios de su auto estima para Correa él ha creado un "gobierno que es un ejemplo para el mundo", dirigido por el "agente más apreciado en el planeta" y por supuesto no está mintiendo que Harvard, Yale, Columbia University le han conferido reconocimientos, pero por supuesto a Rafael Correa no me conviene contarle al mundo que fue precisamente en estas universidades que se cocinó el Proyecto Camelot ahora conocido mundialmente como el Socialismo XXI. Un socialismo a la americana que tenía exactamente el objetivo de construir la infraestructura con enormes costos para una nación para que las multinacionales no tengan que hace el gasto necesario para explotar los recursos de esa nación. En eso Correa ha cumplido a cabalidad con la elite mundial y hay que darle todo el crédito del mundo. Correa ha sido un excelente “Caballo de Troya”.


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